Monday, January 01, 2007

Feliz 2007!

Ok, ok, ok, si, lo se, la semana elfica ha sido enorme; pero bueno, nuevo año, nuevas esperanzas, nuevos capitulos!

Feliz 2007 a todos en la Isla Blanca!

Thursday, August 17, 2006

Disculpas

Debido a circunstancias fuera de nuestro control, no habrá capítulo de Cronicas de la Isla Blanca ésta semana.

Disculpen las molestias.
O.

Thursday, August 10, 2006

Gitanos Malditos y un Elfo

Cuando Logan despertó en la pequeña jaula de madera descubrió que sus compañeros no estaban con él. La mañana fue fría y había llovido algo por la noche, la neblina había inundado el bosque dándole una apariencia escalofriante.

“¡Eh tú!, ¿qué han hecho con mis compañeros? ¿dónde están?” – el elfo tomó una piedra y se la arrojó a uno de los hombres-planta que estaban cerca de él. – “¡Hey, contéstame!”.

“¡Ouch!, ¡eh, no te pases de listo!” – dijo aquél que había recibido el golpe.

“Je, déjalo en paz, ¿qué no ves que está preguntando por sus amiguitos?” – el segundo hombre-planta se dirigió al elfo – “¿Te has vuelto blando Witchfox?, lástima que sea tan tarde, tus amigos se han convertido en el desayuno… ¿quieres?”

Ambos seres estallaron en risas huecas que distaban de su antigua humanidad al tiempo que le aventaron un plato de comida caliente que más parecía una porción de engrudo enrojecido.

“¡Les dije que no se acercaran a él!, éste elfo es capaz de abrir la cerradura con la pequeña cuchara que acaba de tomar del plato que le lanzaron." – la voz de Zarok enmudeció a sus dos subordinados. – “Ahora sáquenlo de ahí, es hora de nuestra charla prometida, querido hermano.”

Los dos seres obedecieron inmediatamente dejando al prisionero de rodillas frente a su jefe.

“Ven conmigo Witchfox, tenemos mucho de que hablar.” – Zarok llevó a Logan por todos los rincones del campamento mostrándole cómo habían sobrevivido los últimos años, alimentándose de la corteza de los árboles, también le mostró las armas equipo que habían fabricado para poder sitiar la ciudad.

“… pero aquí hay más gitanos de los que alguna vez hubo en nuestro grupo, ¿cómo es eso posible?” – preguntó Logan con sincera curiosidad.

“Ah, buena pregunta Witchfox, somos unos cuantos más de los que abandonaste hace unos años, y eso es porque hemos descubierto como ‘infectar’ de nuestra maldición a otros humanos. Todos aquellos que han osado entrar a nuestro bosque han sido capturados y convertidos a este nuevo estado de vida, aunque temo decir que son librados de toda voluntad propia.” – Zarok parecía contento al explicarle al elfo todas sus nuevas costumbres. – “De hecho, tu amigo el enano está sirviendo como experimento para ver que tan resistentes son los enanos a nuestro refinado brebaje, ¡los muchachos hasta hicieron apuestas a ver si por el tamaño se asemejara a un hongo al final!” – Zarok hizo una breve pausa, y con un gran respiro anunció. – “¡Ah! Hemos llegado.”

El paisaje boscoso terminaba de pronto, para continuar unos cien metros adelante. En el trecho, tanto árboles, plantas y cualquier otro tipo de vegetación fueron arrancados hace tiempo del suelo; en su lugar, había ahora un gran espacio lleno de barro y piedras de color café donde la lluvia se estrellaba contra el suelo con total libertad, en medio, largas estacas de madera habían sido clavadas al suelo, separadas por escasos pasos unas de otras, todas ellas estaban oscurecidas en la parte superior como enormes pabilos.

“Éste es el círculo, rodea toda la ciudad de los elfos, por las noches lo iluminamos prendiendo fuego a cada una de nuestras antorchas, algunas veces logramos que se vean desde la torre mas alta usando sus propios ciudadanos como combustible.” – Zarok sonrió maliciosamente cuando los ojos del elfo observaron a Miruvore amarrado en una de las enormes antorchas. – “Hoy quería traerte hasta aquí y cuanto habíamos podido iluminar con tu amigo. Por desgracia la naturaleza no nos ayudó, tal vez la suerte sigue de tu parte, sin embargo, las cosas se arreglan por sí mismas.”

“¿A qué te refieres repulsivo intento de planta?” – la voz de Logan fue seca y áspera.

“¡Uh!, ¿he tocado acaso una fibra sensible querido Witchfox?” – Zorak hablaba con deleite. – "Verás, es muy simple, tú te escabullirás en la ciudad, secuestrarás para nosotros al Rey Elfo y lo traerás ante mí. Así podremos quitarnos de una vez por todas esta maldición y aplastar la ciudad en un santiamén. Si no lo haces, te aseguro que podrás ver la antorcha de tu amigo desde cualquier punto de la ciudad.”

“¿Y que te hace pensar que me importa?” – Logan esperaba que su tono de voz haya sido suficientemente convincente mientras articulaba las palabras.

“Eso realmente me tiene sin cuidado, de un modo u otro el elfo arderá cuando cese la lluvia, así que yo en tus zapatos no me demoraría. Además tomaré esto, que por derecho me pertenece. Hoy la suerte se te ha acabado Withfox.” – Zorak arrancó del cuello del elfo una joya color rojizo, cuya leyenda gitana decía que le traía suerte a su portador. Posteriormente lo tomó con sus enormes brazos ahora convertidos en ramas y lo aventó al lodo junto al poste donde se encontraba su amigo. Decenas de arqueros se dejaron ver de entre los árboles apuntando al arrodillado elfo cubierto de lodo, quién, sin decir palabra, se levantó, miró al cielo y corrió al otro lado del bosque.


Lejos de ahí, un viejo lobo se acercaba a una figura encadenada en una cueva. La figura era Imhaet, había comido poco y las muñecas le dolían. Al salir de las sombras el lobo ya no era más un lobo, ahora era un pequeño mapache en cuyo hocico traía una llave. El mapache trepó hasta las esposas y utilizó la llave para abrirlas, luego bajó hasta el piso y se convirtió de nuevo en el lobo negro de siempre, dejando colgada en su cuello la pequeña llave.

El lobo habló de nuevo. “He decidido llevarlo hasta la ciudad élfica, no hay modo que pueda llegar solo. Es posible que aún haya esperanza.”

“¿Y a qué se debe el cambio de actitud?” – preguntó Imhaet mientras se agarraba las muñecas.

“Hace mucho había un hombre que juró proteger los bosques de éste mundo. Estoy yo aquí para honrar ese juramento.” – respondió el lobo.

Así Imhaet se colocó encima su armadura y espada y salieron del aquella cueva. La lluvia refrescó el espíritu del Semi-Icnaí. El lobo se convirtió entonces en un águila gigante sobre la cual Imhaet se subió, así fue como lograron cruzar hasta la ciudad.

Bhal, Dios del Balance.

Thursday, August 03, 2006

Un Oscuro Pasado

No se que fue lo que me despertó, tal vez fue el frío, o quizá las cadenas que sujetaban mis muñecas, o más bien la inquietante sensación de que me observaban. Un lobo estaba parado frente a mí, sus ojos, eran más penetrantes que los de cualquier otro ser que haya yo visto, haciéndome recordar mis últimos momentos concientes mientras corría por el bosque.


Mi cuerpo continuaba adolorido, pero había recobrado algo de fuerza. Inspeccioné mi alrededor, mi armadura y mis armas no estaban, tenía las muñecas encadenadas a la pared por encima de mi cabeza. Una pequeña y lejana antorcha iluminaba un poco el lugar, estaba oscuro y la humedad me hizo pensar que estaba dentro de una cueva. El lobo que tenía frente a mi no se había movido de su lugar y parecía ofrecerme un plato a mis pies con unas cuantas cerezas y fresas.

“Muchas gracias pequeño amigo, pero como verás no tengo modo de alcanzarlas.”

“Es tu recompensa si contestas bien mis preguntas.” – una voz salió de entre las sombras y el lobo frente a mí se fue.

“¿Y a que debo tan generosa oferta?” – respondí.

Otro lobo apareció de entre las sombras, era negro y del doble de tamaño que el anterior. Se acercó hasta mí y me miró fijamente con unos ojos fríos y, para mi sorpresa, continuó la conversación.

“No creo que estés en una buena posición para hacer chistes. Ahora dime ¿quién y qué eres?, pues no eres ni hombre ni elfo. ¿Y qué haces en éste bosque sin haber sido invitado?” – su hocico olía a sangre.

“Mi nombre es Imhaet y vengo de muy lejos, de un lugar llamado la Isla Blanca. No busco problemas, solo deseo llegar a Loth Dorel Ai.”

“Que lástima, nunca podrás llegar. La ciudad élfica esta sitiada.”

“¿Sitiada dices?...”

Mientras tanto, lejos de donde yo estaba, una banda de seres tenían a los elfos y al enano atrapados en jaulas de madera. A lo lejos, voces se acercaban.

“…los atrapamos ayer por la noche jefe, tres elfos y un enano; pero uno se nos escapó, era un elfo con barba.”

“¡Idiota!, Bueno, supongo que el veneno se encargará de él; y ¿un enano? ¿qué hace un enano en un grupo de elfos? Mhm, es probable que no hayan estado huyendo, mas bien querían entrar. ¡No importa, su fin será el mismo!” – hizo una breve pausa y continuó. – “Enséñame a los prisioneros.”

Las figuras se acercaron a las celdas y, hasta ese momento, pudieron ver que las criaturas no eran seres comunes, sus piernas eran raíces que se unían a su tronco, sus brazos eran ramas que terminaban con hojas como dedos y sus cabezas eran troncos tallados, coronados con maleza como cabellera.


“Mhm, creo que el enano arderá bien en la fogata… aunque igual podríamos encontrarle otro uso…, éste elfo… un poco raquítico, pero iluminará bien… y éste… éste… ¡pero no puedo creerlo!” – el ser soltó una risa diabólica al ver a Logan. – “¡Éste sáquenlo de aquí, hay que llevarlo con el Gran Jefe Zarok, seguramente estará contento de saber que el hijo pródigo ha regresado!”

“¿De qué hablan Logan?, ¿qué es eso de hijo prodigio?” – le preguntó Miru a Logan mientras lo sacaban de la jaula.

“No lo sé hermano.”

Arrastraron al elfo hasta que sus compañeros se perdieron de vista y llegaron a un lugar que podría haber sido un salón de palacio si no fuera por que se encontraba a medio bosque. Una figura se sentaba en un trono debajo de un gran árbol verde, la figura se levantó, se acercó hasta Logan y cuando estaba a punto de empezar a hablar, le soltó un fuerte puñetazo.


“Así que has tenido el valor de regresar querido hermano Witchfox, me pregunto si viniste por tus propios pies; quizá pensaste que a estas alturas ya estaríamos muertos. ¡Y pensar que si mi padre viviera ahora te abrazaría! Siempre fuiste su preferido.”

“Veo que te han tratado bien los años Zarok.” – el ser esbozó una pequeña sonrisa ante la respuesta del elfo.

“Siempre tan humorístico, creo que por eso mi padre confió en ti, pero ahora ve lo que tus correrías nos dejaron. Ahora estamos malditos por los elfos y no podemos dejar el bosque, mientras tú corriste muy lejos dejando a tu familia tras de ti.” – hizo una pausa y continuó. – “¡Ah, pero ahora las cosas han cambiado y tenemos a la ciudad élfica sitiada! y aquél que intente salir lo usaremos de antorcha para iluminarla. Te enseñaré por la mañana, lo vas a disfrutar.”

Logan fue llevado de regreso a las celdas casi inconciente debido a los golpes que le proporcionaron los arbóreos seres. Miru y el enano no pudieron hacer otra cosa que maldecir a las criaturas en todos los idiomas que se sabían. Mientras tanto yo continuaba con mi conversación con el gran lobo negro.

“Si esta sitiada la ciudad élfica debemos ayudarlos, así podríamos buscar a mis compañeros que han sido atrapados, seguramente por los mismos que han sitiado la ciudad.”

“Los elfos pueden cuidarse solos.” – me dijo el lobo. – “Además ellos se buscaron su propio destino.”

“Pero mis compañeros…”

En ese momento el lobo levanto una de sus pezuñas y la arrojó contra mi cuello, sujetándome ahora con dedos enormes, se levantó en sus patas traseras, levantándome a mi también. Rápidamente sus rasgos cambiaron hasta que tuve, delante de mí, un enorme oso gris que me sujetaba por los aires con un solo brazo.

“¡Tus amigos están muertos!”


Me dejó caer al piso y desapareció entre las sombras.

Icn Imhaet.

Saturday, July 29, 2006

Capturados


“¡Eh, jefe! ¡Este no parece elfo!” –

El grito junto a mi oído me despertó, la cabeza me dolía, el mundo daba vueltas y tenía la inquietante sensación de que algo no estaba del todo bien. Poco a poco registraba los sonidos a mi alrededor: ramas quebrándose, pasos fuertes, armaduras golpeándose con el movimiento. Era más ruido del que debía haber en aquel pequeño paraje que escogimos para acampar.

Cuando abrí los ojos una punzada de dolor cruzó mi cabeza, como si me hubieran atravesado el cráneo con un hierro candente. Mi vista estaba nublada y la poca luz me lastimaba. Entre sombras logré distinguir las figuras inconscientes de los elfos siendo llevadas por un grupo de criaturas con forma humana, pero que no logré identificar.


“¡Ah, está despertando!” – dijo la voz más cercana a mi.

¿Dónde estaría el enano?, ésta era su guardia. Aparté este pensamiento de mi mente, debía concentrarme, debía moverme rápido si deseaba tener oportunidad alguna de averiguar que estaba pasando.

“Entonces no es elfo, es más resistente al veneno. No importa, clávenle cinco dardos más y con eso será suficiente. ¡Esa cantidad no la resistió ni el enano!” – la segunda voz venía de lejos y sonaba más gutural que la anterior.

No tenía tiempo que perder, junté todas mis fuerzas y, con un terrible dolor, logré derribar al sujeto que tenía a mi lado para, acto seguido, correr hacia el bosque.

Un par de días antes habíamos salido del pueblo de Valtersia, que ahora se parece más a una ciudad que la ultima vez que la había visitado. Creció con al mercadeo entre humanos y elfos, inclusive artículos enaniles. La ciudad está gobernada por un Lord, puesto ahí por el rey de Griffin Fall.

Habiamos pasado una noche en una pequeña taberna local llamada “El Dragón Ojo de Gato”, para partir al día siguiente por el camino del bosque. La noche fue tranquila y habíamos juntado fuerzas para lo que nos pudiera esperar. Fue indispensable dejar ahí al Golem, pues los elfos de Loth Dorel Ai no aceptarían una maquina caminando por su ciudad.

“¿Y porque no nos podemos llevar al Tonto?” – me preguntó por veinteava vez Miruvore.

“Porque en Dorel Ai están prohibidos los Golems y no nos recibirían.” –

“¡Pero a mi me gustan, y el Tonto me cae muy bien! – me refutó.

“Así deben ser las cosas Miru.” –

“Pero si lo dejas aquí se lo podrían robar, o desmantelar o algo peor, ¿verdad Logan?” –

El otro elfo no contestó, estaba ocupado jugando al azar con unos humanos. – “No puede estar peor de cómo lo dejaste cuando te fuiste con él.” – le respondí. –“Pero no te preocupes, pronto volveremos por él, y cualquiera que trate de acercase, bueno digamos que el Tonto sabe cuidarse solo.” –

Para esos momentos el futuro cercano no se veía tan sombrío, ahora, corría por mi vida en un agonizante dolor mientras un grupo de mercenarios me seguía los pasos de cerca. Casi podía sentirlos en mi espalda y mientras más me esforzaba, más velozmente el veneno se apoderaba de mi cuerpo.

Finalmente mis piernas dejaron de responderme y caí al suelo, rodé unos metros y quedé tendido en la maleza. Intenté levantarme, pero ya no pude mover mi cuerpo. Sin embargo, me di cuenta que mi vista había mejorado, solo para que lo ultimo que pudiera ver antes de perder la conciencia, fueran los salvajes ojos de un enorme lobo negro.

Icn Imhaet

Thursday, July 27, 2006

Salió Humo...

Estaba yo muy contento escribiendo el reporte de hoy cuando, de repente y gracias a una mirada coquetona del enano a la élfica mesera, élla se tropezó y tiró mi vaso de leche sobre el golem. Éste desafortunado evento ocacionó que los circuitos del Tonto empezaran a sacar humo y, desde entonces, no he podido escribir nada.

Por tanto, les pido una sincera disculpa por no publicar hoy como era debido. Ahora me encuentro con el tonto en un taller de magia aquí en Valtesia, me estan evaluando los daños y espero que no sea necesario mandar pedir partes nuevas.

Calculo que podré enviar mi reporte por la tarde/noche de hoy.

Imh.

Thursday, July 20, 2006

Las Primeras Bestias

Mi nombre es Imhaet, soy descendiente de una antigua y poderosa raza que ya no camina sobre el continente, llamados Icnaí. Mi pueblo y yo vivimos en un par de islas que son las puertas mágicas de la prisión donde se guardan las criaturas más terribles que han caminado sobre la tierra. Nosotros somos los guardianes, la primera línea de defensa si se llegasen a abrir las Siete Puertas.

Hace unos meses el Gran Libro de Cyriann fue robado de la Cámara Sagrada de La Isla Blanca. Debido a eso, un miembro del Consejo me asignó la tarea de investigar la leyenda de Los Héroes Olvidados, un grupo de temerarios caballeros partícipes de una gran batalla librada hace doscientos años. Esta partida, al salir vencedores, se les concedió la vida eterna, o al menos eso dice la leyenda. Ellos son la única esperanza del mundo si lo peor llegara a ocurrir.

Y dos puertas han sido abiertas.

Aarketra, reina de las arpías, una bestia horrible sedienta de sangre fue la primera en ser liberada. De la segunda puerta se abrieron paso cientos de Quimeras, aberraciones de la naturaleza resultado de la combinación malsana de diferentes tipos de animales por algún dios antiguo.

Sin embargo, aún no todo esta perdido, pues aún con mi pueblo luchando fervientemente para detener a éstas horrendas criaturas, mis compañeros y yo hemos logrado encontrar finalmente a dos de los héroes legendarios.

Ahora avanzo con mi grupo rumbo al Este bordeando uno de los lugares más misteriosos del continente, el Bosque Prohibido. Un oscuro sitio donde, ya en estos momentos, apenas a las orillas del vasto follaje, se pueden escuchar ruidos a lo lejos que no parecen provenir de animales comunes.

Nuestra meta, por ahora, es llegar a un pequeño pueblo humano llamado Valtersia para prepáranos en nuestro viaje, pues de ahí sale un sinuoso camino que se adentra al bosque hasta donde una raza de elfos vive. A partir de ahí, Miruvore y Logan nos guiarán hasta la ciudad élfica de Loth Dorel Ai, para luego adentrarnos al verdadero corazón del bosque.

– “¿Miru? ¿Estas seguro que los elfos podrán ayudarnos?” – le pregunté a Miruvore mientras cabalgábamos.

– “¡Hey! ¿Desconfías en mí?, si no me crees pregúntale a Logan, él también vivió ahí un rato.” – me respondió.

Logan cerró un ojo, hizo un chasquido con la boca y afirmó – “¡Pues claro!, usted no se preocupe de nada.” –

– “Solo confirmando, pues los humanos no les tienen mucha confianza.” –

– “Son celos porque no son tan guapos como nosotros, je, je.” – agregó prontamente Miruvore.

– “Muy bien, dependeremos de ustedes el siguiente tramo del trayecto señores.” –

Continuamos el camino en silencio, sin embargo, el enano no parecía estar muy contento, se encontraba más callado que de costumbre, inclusive podría parecer que hasta estaba nervioso, es de suponer que no le era grata la idea de adentrarse en un bosque lleno de elfos. Creo que será mejor cruzar unas cuantas palabras con él sobre el asunto.

Icn Imhaet

Wednesday, July 12, 2006

Rumbo al Este - Invitado Miruvore

Rowyster quedaba poco a poco en la lejanía; el viento acariciaba nuestro viaje al tiempo que los tibios rayos del sol matizaban el panorama en el horizonte. La aventura de lo desconocido desbocaba mi corazón pero no pude evitar voltear una vez más para ver el pueblo que recién dejamos atrás y ahí estaba ella; hermosa y arrebatadora, agitando su mano en el aire vigorosamente como signo de buena fortuna y de un adiós que debió ser más prolongado...

Eso o nos estaba reclamando porque Logan tomó prestado el cubilete de Pech.

Ni idea, sólo espero que Lídice cumpla su palabra para verla de nuevo en Griffin Fall, es tan linda. Bueno, el punto era que ahora estamos cabalgando hacia el Este con destino a una de las fronteras que parten el mundo en dos: El País de los Enanos hacia el Norte y El Bosque Prohibido hacia el Sur.

No le veo caso a hablar de un reino cuyos habitantes son medio humanos, claro, no lo digo por la raza si no por la estatura, je, je, je; pero el Bosque Prohibido sí merece una introducción. Para empezar, es tan grande que cruza tres regiones del continente, empieza en la cordillera del noreste, baja cruzando el País de los Enanos, continúa en parte por una pequeña región élfica y finaliza al sur del continente por la península de Argoria, un reino humano.

Con cientos kilómetros de longitud, este bosque es conocido por los elfos como Loth Dorel Ai, que significa “El bosque de los árboles encantados”… o “Ladrido de perro con asma”, depende del traductor. Claro su nombre común se debe a las muchas historias que giran entorno a él, ningún aventurero se atreve a adentrarse, supongo que seremos los primeros.

Logan y el Enano venían discutiendo si esta peligrosa ruta era o no la más adecuada para ir en busca del legendario Tersek; yo estaba a punto de sugerir que arreglaran la disputa con una competencia de escupitajos cuando Imh se me acercó; aprovechando la distracción de los otros dos me pidió disculpas por haberse ido así tan de repente, al parecer su preocupación era aún mayor ya que nunca llegó a la Isla Blanca, ¡ni siquiera se acercó a la Ciudad del Puerto!

“Cabalgué hacia el Oeste durante día y noche hasta que llegué a la ciudad de un viejo amigo.” – me dijo Imh. – "No pude descansar ni un momento pues lo único que recibí fueron malas noticias de la Isla Blanca, de la Frontera Sur y ninguna del grupo que había ido a buscar el Gran Libro de Cyriann.”

Le puse cara de “no entiendo”.

“Sí, el libro que fue robado de La Isla Blanca y por el cual se han abierto dos de las siete puertas.”– completó.

Mi cara no cambiaba.

“Dejémoslo en que son muy malas noticias… Pero no todo ha sido en vano, me ha dicho el enano entre dientes que has sido tú quien convenció al caballero Pech de ir a Griffin Fall”

“Bueno, no quiero presumir...” Le dije con toda la intención de hacer lo contrario.

“Pero me gustaría saber Miru ¿Cómo supiste.”

Procedí a aclararme la garganta.

“Elemental mi querido amigo, verás, por a nuestras repetidas visitas al palacio real de Griffin Fall pude ver muchas de las pinturas donde salen los Héroes Olvidados en su juventud y me llamó la atención que en otros cuadros sólo aparecía uno de ellos, todavía como militar, digo, ver a un héroe sin brazo es una cosa difícil de olvidar.”– Imh levantó la ceja en aprobación.

“Ahora, la cosa se pone interesante cuando en la mesa de juego me vinieron a la mente todas estas pinturas y de pronto, con el último golpe en la cabeza que me dio el anciano caí en cuenta... ¡La capitana y Pech tenían el mismo rostro! Tenía todo el sentido del mundo, si no, ¿para qué la mandó Atei a acompañarnos?...”

Tras un breve silencio Imh me sonrió complacido, y dijo – “Eres una caja de sorpresas amigo, buen trabajo.”

Le devolví la sonrisa y en ese momento se adelantó con rapidez, pues la discusión entre Lorgar y mi amigo elfo estaba a punto de llegar a los sapes con saliva. Me da gusto ver a Imh tan contento conmigo, creo que mejor no le digo que no tenía una idea del parentesco de Pech con Lídice, yo sólo salía buscarla para que ayudara a amarrarlo y llevárnoslo a la fuerza... je, por algo pasan las cosas.

Miru.


Thursday, July 06, 2006

Una Cantina Llamada Galifaje - Invitado Lorgar

¡Por mis barbas! El camino a Rowyster fue más tranquilo de lo que un guerrero enano como yo hubiera deseado. Por momentos parecía que el mundo seguía siendo un lugar tranquilo, los únicos conflictos con los que tuvimos que lidiar fueron aquellos que organizaron los elfos, en donde la Capitana tenía que poner el orden. Claro que yo hubiera podido resolverlo solo, pero mi concepto de justicia de 2 metros con doble filo no le agradó del todo a nuestra capitana, puaj.

Rowyster era realmente un pueblo pequeño cuyo paisaje era la misma nevada cordillera que se ve a lo lejos desde Griffin Fall. Dos avenidas perpendiculares son las principales vías de comunicación y convergen en una plaza principal donde la única atracción es una gran cantina de dos pisos llamada Galifaje. Ese era justamente nuestro destino.

Entre los chistes locales de los elfos entramos al poblado, donde la gente en las calles de tierra nos miraban con asombro. Desmontamos frente a la cantina donde un pequeño niño humano nos dijo que por una moneda cuidaba nuestros caballos. Logan le hizo una sonrisa y le aventó una pequeña moneda de oro (misteriosamente grabado en Drimbnerök, pequeño bribón). Mientras tanto la capitana cruzaba palabras con Miruvore.

“…yo los esperaré aquí afuera, hasta aquí llegan mis órdenes.”

“Muy bien, nosotros entraremos, no creo que vaya a ser muy complicado.” – y para finalizar Miruvore le guiñó el ojo. – “Y no te preocupes, nos llevaremos al molesto enano con nosotros.”

No me dio tiempo de decir palabra, ya habían cruzado la puerta del local y me apresuré a alcanzarlos.

El cambio de luz fue drástico, pero nada que un enano entrenado en las eternas noches de las cavernas de Drimbnerök no pudiera soportar. Adentro, el ambiente no era diferente al de cualquier otra cantina, humanos y otros seres sentados en las mesas con por lo menos una botella de alcohol frente a ellos, repartiendo barajas o fichas y discutiendo entre ellos. A un costado, la barra, de madera fina tallada seguramente por un maestro enano según lo que puedo apreciar.

Miruvore rápidamente se puso a hablar con el cantinero, quien apuntó con un gesto hacia unas cortinas rojas al final del salón, mientras llenaba un gran tarrón de cerveza oscura. Cruzamos el salón, y pasamos tras las cortinas, ahí vimos a un hombre sentado detrás de una mesa, era flaco y muy viejo, le faltaba un brazo y estaba tuerto y lleno de cicatrices, parecía estar compartiendo historias con los hombres que estaban en su mesa. El hombre se calló al vernos entrar y luego se dirigió a nosotros.

“¡Oh, miren! Un grupo de aventureros en esta remota tierra, hace tiempo que no veía una partida de jóvenes en busca de fama.”

“No somos de ese tipo.” – Miruvore se apresuró a decir secamente.

“Ah no, ya veo, puede que no tenga un ojo, pero puedo oler que tienen experiencia. Entonces, ¿Qué es lo que buscan?” – El hombre se inclinó sobre la mesa y nos lanzó una mirada tal, que hizo que los elfos no avanzaran más.

“Buscamos a los Cinco Héroes Legendarios, los Inmortales.” – dijo firmemente Miruvore.

El hombre cambió de rostro y les dijo a sus amigos que mañana seria un buen día para continuar sus historias. Lentamente fueron saliendo del cuarto y se nos invitó a sentarnos mientras nos ponían tres tarrones de cerveza frente a nosotros.

“La casa invita, y aunque no tengo vino élfico, pues es muy escaso por aquí, les aseguro que no lo extrañarán. Vamos, beban.”(Como si el vino élfico fuera la gran cosa) El hombre le dio un gran sorbo a su propio vaso, lo dejó en la mesa con un gesto de satisfacción y continuó. – “Entonces qué desean con los Héroes Legendarios.”

“Como dije, estamos buscándolos. Se está alzando una gran amenaza sobre el mundo y se nos ha encomendado encontrarlos para detenerla.” – Miruvore se encontraba mas serio que de costumbre.

“Y díganme, ¿cómo saben que no están muertos desde hace mucho tiempo? Seguro ni siquiera saben como eran. Mhm, haremos algo, quien saque la mano más baja dice lo que sabe…” – Entonces el viejo agarró un cubilete, lo sacudió un poco y lo azotó contra la mesa.

Miruvore hizo lo mismo sonriendo, los dos levantaron las tapas al mismo tiempo – “¡Rayos!” – dijo el elfo – “Sabemos que los cinco eran humanos, algo muy peculiar en aquella época donde las razas estaban mas mezcladas; además, todos venían de Griffin Fall y eran guerreros, con excepción de uno, que era un clérigo del Dios de la Guerra.”

“¡… Al cuál ya encontramos, ya encontramos a Atei, lo que significa que los demás deben estar vivos!" – Dije golpeando la mesa con mi tarrón.

El hombre cambió de aspecto y se quedó mirando fijamente el líquido amarillento de su bebida. Volvió a sonreír y repitió el movimiento con el cubilete, esta vez él perdió – “Los otros eran Korkuss, el paladín caza dragones, líder del grupo; Tersek, el ranger de bosque; Threk, el montaráz de las montañas; y Pech, el caballero arquero. Y es cierto, a los cinco se les concedió el don de la inmortalidad después de lo que se conoció como la batalla maldita…”

“¡Entonces sabe quiénes son! ¡Díganos cómo encontrarlos y dejemos esta charada!” – apresuré a punto de tomar mi hacha.

En ese momento, con una velocidad impresionante, recibí un tremendo zape de nuestro anfitrión – “¡No me interrumpa jovencito! ¿Qué no tuvo usted educación?..." – Tomó de nuevo el cubilete y repitieron el movimiento y la mano fue de nuevo de Miruvore.

“Como decía, a los cinco se les concedió la inmortalidad y regresaron a Griffin Fall como héroes, sin embargo decidieron separarse poco después y el único que se quedó fue Pech, quién sirvió como militar durante cien años al rey de la capital. Hasta que decidió no seguir peleando y se retiró. Se dice que se fue a un pequeño pueblo donde puso una cantina y ahí ha vivido desde entonces.”

Con estas últimas palabras el hombre levantó la mirada y nos mostró una intrincada sonrisa.

“¡Yey! ¡Perfecto, entonces todo resuelto! ¡Mi señor Pech es todo un gusto conocerlo, vayamos entonces de regreso a Griffin Fall para buscar al tercer inmortal!” – ya estaba Miru parándose cuando recibió un zape que lo sentó de regreso.

“¿No han oído nada de lo que dije? ¡Ese es el problema con ustedes jovencitos! Me fui de Griffin Fall para no pelear más. Esa fue mi decisión en ese momento y sigue siendo la misma ahora, por lo que no pienso ir con ustedes.” – dijo Pech secamente, mientras Miruvore quedaba en silencio.

“¡Pero… debe acompañarnos mease Pech, es necesario, por el bien del continente!” – dije, Logan nos veía incrédulo.

Entonces Miruvore se levantó y salió sin decir palabra. – “No es hora que te escabullas elfo. Mease Pech, usted no entiende, Atei no está en condiciones… debe acompañarnos y verlo por usted mismo… todo el continente será destruido si las siete puertas se abren…” – mis palabras no hacían más que eco en aquel cuarto, era notorio que aquel hombre estaba decidido.

En ese momento Miruvore entró de regreso y la capitana entró detrás de él. Entonces hizo que ella se adelantara un poco más. El rostro del viejo cambió completamente y no pudo apartar la mirada de la capitana. Miruvore aclaró su garganta como para dar un discurso, y dijo – “Puede que usted no desee seguir luchando, pero déjeme decirle que sus hijos están dispuestos a seguir dando la vida por lo mismo en lo que usted creía alguna vez.”

No había entendido nada, de hecho creí por un segundo que el insensato de Miruvore le estaba ofreciendo a la capitana como intercambio, pero de pronto, como un golpe, llegó a mí. Sus rostros, eran tan similares que sin duda eran parientes. La Capitana era descendiente del caballero Pech.

“Tienes el mismo rostro de tu abuela. ¿Cuál es tu nombre hermosa capitana de Griffin Fall?"

“Lídice Avae.” – respondió tímidamente la capitana.

“Así que tu madre continuó la tradición.” – en ese momento Pech volteó a ver a Miruvore. – “Has ganado esta ronda elfo, los ayudaré e iré a Griffin Fall, sin embargo no puedo ir con ustedes en este momento pues debo dejar cosas preparadas aquí antes de irme. ¡Además ustedes no se dirigen a Griffin Fall después de todo!”

“¡¿Cómo?!” – dijimos los tres no humanos al mismo tiempo.

Así fue como Pech nos explicó que Tersek había ido más hacia el éste, hacia un bosque enorme que pertenecía a tres regiones. Era ahí donde debíamos seguir nuestro camino. Salimos de la cantina con las instrucciones a nuestro destino. Montamos nuestros caballos despidiéndonos de la capitana, quién se quedaría para acompañar a mease Pech a Griffin Fall.

Íbamos de salida cuando divisamos una silueta desde el oeste, cuando se acercaba nos dimos cuenta que era una silueta que conocíamos muy bien.

“¡Imhaet!”

Lorgar Crimsonbeard
Guerrero de la primera orden y maestro herrero, Drimbnerök

Thursday, June 29, 2006

Tras el Segundo Inmortal - Invitado Logan


Creo que esta vez sí me pasé, siempre he sido aficionado de un buen botín, no voy a negarlo, más si hay mujeres bonitas o mucho vino de por medio. Este humilde ladrón no se niega nunca a una buena pelea y menos al lado de viejos amigos, pero esto es una exageración y no se por qué presiento que en esta ocasión harán falta más que un buen par de trucos para salir de ésta, pero en fin, siempre hay una puerta trasera y un par de ases bajo la manga…

Vamos en grupo cabalgando hacia donde nace el sol; la figura atractiva en la armadura brillante con un arco y una espada, es la chica que nos viene dirigiendo; tendré que estar atento porque percibo que es la única que no convive con los otros dos. El de atrás es mi amigo Miruvore, un elfo medio loco de cabello oscuro vestido con ropajes verdes, también es arquero, no entiendo por qué no puede apartar su mirada de la guerrera. Hasta atrás viene el enano, eso sí luchando por mantener el equilibrio montado en aquél animal tres veces más alto que él; Miruvore lo mandó hasta atrás alegando que era mejor que hubiera alguien de confianza cuidando la retaguardia, pero la verdad, aquí entre nos, es que fue para que no tuviéramos que soportar su apestoso olor.

La silueta de Griffin Fall se veía a contraluz a nuestras espaldas, es un lugar maravilloso, con mucho potencial para un hábil ladrón como yo; si no fuera por esos guardias que vigilan cada esquina… aún así logré conseguir un par de cubiertos del mismísimo Rey… bueno, no creo que los extrañe, tenía muchos.

Sin embargo no he podido entender muy bien al armatoste ese al que Miruvore con gran énfasis, llama “Tonto”, cada vez que me acerco me agarra del pie y me pone patas para arriba, ¡y luego es un verdadero pleito para que me baje!

¿Qué por qué estoy aquí? ¿No les parece una jugosa recompensa motivo suficiente? Sin mencionar los tesoros con los que podría toparme en el camino. Bueno, supongo que también cuenta que viene Miruvore. Desde niños me ha hecho reír y me dio gusto encontrármelo en Miracus, siempre jugaba a ser el gran aventurero, y veo que no ha cambiado mucho, aunque se está buscando juguetes más grandes y aventuras más peligrosas.

"Así que, Capitana, ¿la puedo llamar sólo Lídice? ¿A cuánto estamos del poblado de Rhywsoter?" – Dijo Miruvore sin dejar de mirar… mmm, la armadura de la humana.

"Rhowyster" - Corrigió. - "A una semana en paso regular mease elfo, descansando a la orilla del camino al caer la noche.”– La humana contestó sin voltear, solamente se limitó a mirarlo por el rabillo del ojo.

"¡Ah!, ¿y a quién vamos a encontrar ahí entonces?" – La grave y ronca voz del enano se escuchó desde atrás, haciendo un esfuerzo por entrar en la conversación.

"Sé igual o menos que ustedes, sólo tengo órdenes directas del Rey de escoltarlos hasta la cantina de Rhowyster." -

"Ojalá Imhaet estuviera aquí" – el enano hizo una breve pausa, para luego continuar – "Realmente me preocupan su paradero y… ¡eh! ¡tú, elfo! ¿qué traes ahí?" -

"¿Me hablas a mi?” – pregunté con desdén tratando de ignorar al apestoso enano.

"No" – Dijo burlón. –"Seguramente le hablo al otro elfo, ¡pedazo de seudópodo!" -

Miru giró rápidamente su caballo mientras que el enano se acercaba hacia mí – “¡No me digas pedazo de seudópodo, apestoso enano difamador!"

"No hablaba de ti elfo cilindrero, hablo de tu compadre que trae algo ahí brillante entre sus cosas."

"¡Pues tú que lo andas viendo!" – Me defendí.

"Trae acá…" – Lorgar logró quitarme lo que tenia en las manos. – "¿Qué es esto? ¿la flecha que tenía el rey en la cena? ¿cómo la conseguiste?" -

"Mmm… el rey… me la regaló…" -

"¡Pues claro Lorgar! ¿qué esperabas? ¡Obviamente no se la iba a llevar sin permiso!" – Intervino a tiempo mi amigo elfo.

"¡Basta ya! ¡no importa de dónde la ha conseguido, no vamos a regresar a Griffin Fall sólo por eso." – La voz de la Capitana se alzó por sobre el barullo que armamos. – "¡Ahora desmonten, que acamparemos ahí. Los elfos conseguirán la madera para la fogata y el enano conseguirá la comida. ¡Y apúrense que yo haré la primera guardia!"

Qué mandona. En fin, así fue nuestro primer día fuera de Griffin Fall, parece ser que así será todo el resto del camino. ¿Yo? Bueno, por mi parte recuperé mi flecha y un par piezas de oro que traía el enano encima junto a uno de esos medallones raros que los enanos suelen traer; algo de provecho le sacaré, de todos modos, creo que le estorbaban mucho.

Eso sí, por lo menos podremos molestar a Lorgar todo el camino.

Logan Witchfox
Príncipe Exiliado de la Cofradía de Ladrones de Noth.