Thursday, June 08, 2006

De Regreso a Griffin Fall - Invitado Lorgar

Hoy hace dos días ya que Imhaet, nuestro compañero y guía hasta ahora, desapareció, y a pesar del cansancio acumulado en largas jornadas, ni el Miruvore ni yo lograremos descansar hasta conocer su paradero y saber que esta bien.

Mi nombre es Lorgar Crimsonbeard, guerrero de la primera legión del reino nocturno de Drimbnerök en Kazha-Bur, o el país de los enanos, como muchos de ustedes lo conocerán. Soy parte de este grupo por una vendetta personal, y para mantener el brazo del hacha fuerte y adiestrado para el día en que al fín logre poner en alto el nombre de mis ancestros. En este grupo peculiar he conocido grandes amigos, como Imhaet y el Miruvore.

Hace tres días ya que entramos bajo las magnificas murallas de Griffin Fall, Imhaet se veía muy intranquilo desde nuestra escaramuza con los clérigos que contenían a Atei, pero pensé que era por la impresión de ver un pueblo así de viciado por quienes debían protegerlo.

Eso pensé….craso error. Todo comenzó a ponerse de cabeza cuando alcanzamos el castillo.

Se nos concedió audiencia tan pronto como pusimos pie en las majestuosas salas del castillo. Todos excepto Tonto y Logan, nuestro nuevo camarada entramos a conocer al fin al rey de tan antigua ciudad. La sala del trono lucía majestuosa, con su gran alfombra roja, trofeos, armas y armaduras de todos tamaños y los más diversos materiales, algunos de ellos son verdaderas obras de arte, y eso es mucho elogio viniendo de un enano de Drimbnerök.

Miruvore observaba muy atento la magnífica vista que daba la ciudad desde los grandes ventanales a espaldas del gran rey, eso, o se había quedado dormido.

Imhaet, una vez concluidas las formalidades habituales procedió a informarle en detalle al rey de nuestro vertiginoso y fortuito escape de Miracus, con un papiro donde podría ponerlo todo en los archivos del reino, no omitió la gran ayuda de Logan en la empresa, y por mis barbas que el rey se portó correctamente, dando ordenes inmediatas para recompensar al elfo.

Pero la mente de su majestad parecía estar en otro lugar. Con paso cansado nos dio la espalda y miró fijamente y de cara a cara a su reino, que se fundía con la luz de la tarde. Su rostro quedó entre las penumbras de la sala, invisible para nosotros.

- “Imhaet, tenemos noticias del oeste, hay problemas en tu país…”

- “¿Qué? ¿En la Isla Blanca? ¿Qué ha pasado?” – Imhaet, pese a toda su majestad, no pudo decir esto en el tono mesurado en que había hablado hasta ahora.

- “La segunda puerta se ha abierto, la isla está siendo evacuada por la milicia, que apenas ha contenido la amenaza.” – El rey, aún sin mirarnos parecía estar librando una batalla en su interior para escoger las palabras, Miruvore aún dormía/meditaba en silencio.

El rostro de Imhaet se puso lívido, las líneas de su rostro se marcaron, era evidente que estaba perturbado por la noticia.

- “En ese caso debo pedir licencia para abandonar inmediatamente el reino su majestad.”

- “No.” – El rey se volvió hacia nosotros mientras decía esto, todo el irradiaba majestad, pero algo en sus ojos me hizo pensar en una disculpa más que en una orden.

Imhaet, el rostro denotando los primeros indicios de ira, volteo a ver fijamente a Atei, nuestro legendario acompañante.

- “Usted lo sabía, lo sabía desde el principio, ¿Desde hace cuanto?”

- “Las puertas se abrieron hace diez días.” – dijo Atei.

“Estábamos todavía en Miracus, ¿Lo rescatamos y no dijo nada?” – Aquello fue demasiado para Imhaet, que estalló.

- “Era imperativo que siguiera, y siga con la misión que tiene encomendada: mease Imhaet, usted y sus compañeros tienen que encontrar a los Héroes Legendarios.”

- “¿Y mis soldados? ¿Mi familia?” – su voz se cortó por un momento – “¿Talisa?”

- “No hay nada que pueda hacer ahora por ellos, es menester que se enfoque con lo que tiene aquí, con su deber. Nadie más lo hará.” – El rostro de Atei parecía de piedra como la prisión de la que lo sacamos al responderle a Imhaet.

Imhaet se llevó las manos al cinturón, sacó algo de la capa y lo lanzó hacia Atei, los guardias reales se toparon conmigo al intentar surcar la puerta.

“Aquí está mi deber. Y por lo que a mi respecta las leyendas pueden cuidarse solas.” – y salió del salón rápidamente, azotando la puerta tras de sí.

Miruvore, recién salido de su meditación/sueño corrió tras de él, pero fue detenido por el rey.

“Déjalo, necesita estar solo. Ahora dime, ¿quién es el elfo al que necesito pagarle?”

No hemos visto a Imhaet desde entonces, cabalga tranquilo Imhaet, que los dioses bajo la montaña cuiden la tierra que pisas, nosotros estaremos esperando.

Lorgar Crimsonbeard,
Guerrero de la primera orden y maestro herrero, Drimbnerök.

4 Comments:

Blogger Korkuss said...

Esto se pone cada vez mejor.

Qué buena redacción señor enano.

3:44 PM  
Blogger Selara Majere said...

majestuoso texto , me gusto mucho.

6:23 AM  
Anonymous Anonymous said...

Y cada vez que haya,dinero,aventura y la oportunidad de conocer mujeres bellas(y una que otra cosilla para adornar mi hogar)..cuenten conmigo!!!

12:10 PM  
Blogger Miruvore said...

Ese es mi hermaaaano!!!!

3:30 PM  

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